Enfrentar a un entrevistador agresivo [Entrevistas de tensión]

Muchos entrevistadores tratan de que la entrevista sea un momento ameno, pero no todos piensan de la misma forma.

¿Qué hacer frente a un entrevistador agresivo? Si te encuentras con un entrevistador antipático debes actuar con tranquilidad. Intenta imaginar que estás respondiendo a sus preguntas en un contexto más cómodo, enfócate y ten bien en claro que nada de lo que te digan debería afectarte a nivel personal.

Es que la técnica de la entrevista de tensión es una herramienta utilizada para ver cómo los candidatos reaccionan ante la incomodidad.

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Los entrevistadores agresivos son la piedra en el zapato de los candidatos

Como candidato seguramente has pasado por muchas entrevistas de trabajo, algunas de ellas son amenas gracias a entrevistadores que tratan de poner la mejor voluntad para quitar el nerviosismo y la tensión de su interlocutor. Pero puede suceder que te hayan tocado o tengas la oportunidad de asistir a entrevistas donde la persona que tengas en frente sea antipática y agresiva.

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Este tipo de entrevistadores, por lo general miran por arriba de los hombros del resto y se creen poderosos. También suelen hacer preguntas tramposas buscando la mayor cantidad de debilidades que pueda tener el candidato.

Lo importante frente a esta situación es que dejes de lado los nervios y puedas tomar el control de la entrevista.

¿Cómo actuar en una entrevista que resulta agresiva?

En primer lugar debes tomar conciencia que estás en un momento que se va tornando cada vez más tenso y estresante, pero que no debes actuar de esa manera. El resultado de la entrevista no dependerá de ti, por lo tanto céntrate en el aquí y ahora, analiza bien las preguntas y no caigas en la trampa de sentirte inhibido por el tono que utiliza el entrevistador y su actitud.

Trata de imaginar que estás respondiendo esas preguntas pero en una situación más amena. Esto te quitará algo de ansiedad y te mantendrá en el foco. Tampoco debes dejar que el entrevistador te apure o altere la manera en la que estás respondiendo, por más irritante que se torne.

Una buena técnica es poder conocer quienes estarán en la entrevista. Para ello puedes investigar quienes forman parte del departamento de recursos humanos de la empresa directamente en internet o indagar esa cuestión de manera cordial y formal, directamente cuando te llamen para convocarte.

La química no siempre es algo que se da entre dos personas de manera recíproca, a veces puede caerte mal una persona y a pesar de ello mostrarte cordial y con una buena actitud. No dejes que la actitud negativa del reclutador anule tus intenciones de demostrar que eres el mejor para el puesto.


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Bajo ninguna circunstancia debes mostrarte enojado, pues el estado de ánimo del entrevistador es un problema suyo y no del candidato.  Recuerda siempre que más allá de los conocimientos técnicos y habilidades que puedas tener para el puesto, en una entrevista siempre se demuestra lo que somos como personas.

Debes pensar que si superas este tipo de entrevistas podrás superar cualquier obstáculo que se te presente en lo que sigue del proceso de selección y que las relaciones irán fluyendo conforme pasa el tiempo.

A veces la antipatía no es lo que parece

Algunos entrevistadores, especialmente los de la vieja escuela, se empeñan en hacer imposible el desempeño de un candidato durante una entrevista. Sin embargo, muchas veces la actitud agresiva o de antipatía solo es una máscara que usan para poder evaluar el nivel de seguridad que tiene en sí mismo el candidato o cuánto se deja influenciar por el entorno.

A esta metodología se la denomina «entrevistas de tensión».

Un entrevistador que muestre esta actitud fría, raras veces mostrará una sonrisa o hará comentaros para romper el hielo. Debes prestar atención si realmente se trata de una persona así o simplemente creó un mundo de ficción para evaluar al candidato. Sea cual sea el caso, se deben dejar de lado los pensamientos negativos de culpabilidad por quitarle parte de su tiempo, el temor por decir algo que no corresponde, o que se está siendo observado de manera constante.

Estas actitudes son técnicas de intimidación que hacen uso de la psicología para evaluar la actitud de los candidatos. En ese caso siempre debes demostrar que eres entusiasta, respondiendo las preguntas con una actitud predispuesta y teniendo como pensamiento que el puesto será tuyo.

Las técnicas que se utilizan en las entrevistas laborales son sumamente variadas, y este tipo de actitud suele catalogarse dentro de lo que los expertos consideran una entrevista estresante o de tensión. El propósito de este tipo de entrevista es sacar a la luz todos los rasgos más ocultos de la personalidad de un candidato y que no se podrían conocer simplemente con las preguntas usuales.

Aunque parezca una pesadilla de terror, este tipo de momentos está sumamente planificado y la evaluación puede comenzar desde que el candidato cruza la puerta de entrada al recinto donde se hará. A veces le hacen esperar demasiado, le realizan preguntas provocativas, lo contradicen o los entrevistadores muestran altanería.

Las ofertas de trabajo relacionadas a puestos comerciales, directivos o de atención al público, por ejemplo, suelen estar marcados por este tipo de entrevista, donde se evalúa cuanto puede resistir el candidato bajo presión.

¿Qué debes tener en cuenta en este tipo de entrevistas?

Como candidato que está frente a una persona un tanto antipática o agresiva debes procurar prestar mucha atención para tomar las riendas de ese momento que no está siendo nada grato y demostrar que eres capaz de sobrellevar este difícil momento a pesar de todo.

Puede tocarte un entrevistador que mira su reloj de manera constante y en ese caso tendrás que seguir su ritmo y responder de manera clara, precisa y breve sin ahondar en muchos detalles porque claramente está apurado o evaluando tu manejo del tiempo.

El entrevistador también puede estar concentrado en otras cosas como mirar mensajes en el celular o revisar papeles. En ese momento debes mirarlo a los ojos sacando lo mejor de ti y convenciéndolo de lo que estás diciendo. Si ya ha transcurrido cierto tiempo desde el inicio de la entrevista y no te ha dicho que necesita posponerla es porque realmente no está ocupado y solo te está poniendo a prueba.

Haz caso omiso a los comentarios provocadores o que haga el entrevistador para hacerte sentir incómodo y bajo ninguna circunstancia entres en discusiones. Debes poner la razón por sobre la emoción.

Con tu lenguaje corporal, tu contacto visual, tu postura y lo que respondes estarás demostrando que eres una persona muy segura de ti misma y que tienes la confianza suficiente en ti para conseguir este puesto de trabajo. Si haces preguntas relacionadas con el puesto de trabajo podrás bajar un poco el clima hostil que ha generado el entrevistador.

Finalmente, lo que siempre debes tener en cuenta es que hay un límite para la hostilidad, sea una actitud natural o ficticia para la entrevista. Si sientes que el entrevistador ha llegado muy lejos, puedes hacerle saber que realmente no quieres continuar en el proceso de selección. Lo importante es hacerlo de manera elegante, agradeciendo por el tiempo brindado en la entrevista.

¿Qué tipo de actitudes puede tener un entrevistador?

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Quienes deciden dedicarse a los recursos humanos tienen una larga formación interdisciplinaria, entre ellas con conceptos de la psicología. Durante su carrera se preparan para poder adoptar distintas posturas para conocer lo mejor posible a cada uno de los candidatos.

En una entrevista puedes encontrarte con varios tipos de actitudes por parte de los entrevistadores:

  • Actitud agresiva: en este caso el entrevistador busca presionar al candidato mediante la intimidación o mostrándose antipático para poder encontrar los puntos débiles y medir el soporte que tiene para el trabajo bajo presión. El candidato debe mantenerse con seguridad en sí mismo, confianza y autocontrol.
  • Actitud cordial: en muchas oportunidades quien está a cargo de la selección se presenta como una persona abierta que permite al candidato expresarse y tomar un poco el control de la entrevista. Así puede conocer los puntos de interés del candidato y volver sobre la información que considera importante. El candidato debe tratar de no explayarse demasiado y concentrarse en la información que es realmente relevante para el trabajo.
  • Amena: a veces el entrevistador puede demostrar cierta empatía con el candidato haciendo de la entrevista un momento sumamente cordial. En este caso el candidato es el protagonista es el candidato gracias a la excelente química entre ambos que proyecta el entrevistador. El candidato debe ceñirse lo más posible a responder lo que le preguntan porque tanta libertad puede ser un arma de doble filo y puede mostrar aspectos que no quiere.
  • Actitud inconexa: el entrevistador deja abierto un abanico muy amplio de temas y eso puede desorientar al candidato. Con esta actitud el entrevistador busca encontrar contradicciones en el discurso del candidato y marcar puntos dudosos. Lo ideal es que el candidato reduzca la conversación a puntos exclusivamente laborales sin demostrar una actitud de huida.
  • Actitud silenciosa: el entrevistador puede ceñirse a formular preguntas directas y callar para que ese espacio de silencio sea llenado por el candidato. El candidato debe mostrarse capaz de responder y rellenar esos espacios con la información adecuada, de forma concreta y con seguridad, intentando resumir de manera eficaz aquellos tópicos que consultan.

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