Cambiar de carrera a los 40 [Todo lo que debes hacer]

Adaptarse a las realidades del mercado laboral actual es lo que está haciendo que muchas personas se decidan a cambiar de carrera después de los 40.

Aunque pareciera que es una edad demasiado avanzada para atreverse a dar este importante paso, la realidad es que todavía queda mucho camino por delante hasta la jubilación y la idea de seguir haciendo lo mismo por tanto tiempo parece demasiado.

Cambiar de carrera a los 40 puede ser un alivio para muchas personas, insatisfechas con su realidad actual. Lo principal será identificar los puntos de contacto entre la carrera actual y la objetivo y comenzar a diseñar, cuanto antes, una estrategia efectiva para realizar un cambio lo menos turbulento posible.

En este momento de la vida, uno probablemente ya cuente con estabilidad económica, familiar, habilidades, experiencias y una red de contactos profesionales que, sin dudas, facilitarán la tarea.

En realidad, esta no representa ni una gran oportunidad ni una enorme desventaja, pues todo depende del cambio realizado y las actitudes que se tengan para enfrentarlo.

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Por ejemplo, dejar de ser médico a los 40 para convertirse en futbolista profesional quizás no sea tan favorable.

Pero pasar de ser ingeniero en telecomunicaciones a redactor de noticias deportivas, tal vez sí produzca muchas más oportunidades.

Y es por eso que queremos ayudarte en toda esta materia, utilizando el presente post como vía de conexión comunicacional.

La lucha contra los pensamientos y emociones personales

Estos dos elementos son los principales adversarios de cualquier nuevo camino y, de modo general, no importa mucho la edad que se tenga.

El asunto está en que a los 40 se puede pensar que ya la época de la juventud pasó y la obsolescencia es lo que predomina en su vida, por lo que es un riesgo muy alto el querer cambiar de profesión.

Pero la realidad apunta a que no es así.


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Más bien los últimos estudios han demostrado que a las empresas se les hace muy interesante y productivo disponer de personal joven en conjunto con los más avanzados, a fin de aprovechar el enriquecimiento personal y profesional de unos hacia los otros.

El caso es que no solo hay que luchar con los pensamientos propios, sino también con los del entorno.

¿Qué pensaría tu esposa o esposo si le dices que ya no deseas trabajar más en ese oficio y que quieres dar un cambio radical?

Seguro que la primera impresión es negativa y las siguientes solo se reforzarán con ideas como: “estás loco”, “ya estás muy viejo para eso”, entre otros.

Porque todos tenemos miedo al cambio, al fracaso y, sobre todo, a perder el nivel de vida que hemos alcanzado.

Es por eso que cobra tanta importancia el definir una ruta clara de trabajo y no dejarse llevar por la frustración, el desespero o la desmotivación.

Es necesario saber aprovechar el tiempo y fijarse metas que sean alcanzables para lograr ese nuevo sistema de vida tan anhelado.

La planificación como herramienta obligatoria

Las emociones están a la orden del día al imaginarse dando el gran salto y cambiando todo lo que es la vida actual por una más prometedora.

Pero no se debe perder de vista que todo esto supone un nuevo comienzo y que no se tienen las mismas condiciones personales que hace 20 años.

Lo más probable es que en este momento una persona de 40 años ya cuente con una familia que mantener y muchas facturas por pagar.

De allí que sea la planificación la herramienta más valiosa con que se puede contar en todo este camino, porque no se trata solo de imaginarlo, es necesario proyectarlo y valorar los pasos que se seguirán para alcanzar la meta.

Entonces, el primer paso consistirá en asegurar que se tenga la libertad financiera suficiente para cubrir los gastos mensuales por un tiempo relativo.

A esto hay que sumarle lo que supondría una inversión a raíz de la nueva profesión: como invertir en una formación o en materiales para ponerla en marcha.

Veamos dos ejemplos con respecto a esto:

  1. Si ya una maestra no quiere trabajar enseñando sino que descubrió que le apasiona la psicología, pues es lógico que deba trabajar en formarse. Con las limitaciones que probablemente tenga de tiempo, lo más seguro es que se anote en la modalidad online y esto seguro que será por vía de pago.
  2. En el caso de un policía que decide trabajar como electricista a domicilio, tendrá que disponer de una serie de herramientas y equipos para llevar adelante la tarea y eso supondrá una inversión.

Además de todo lo anterior, se debe tomar en cuenta que todo cambio traerá consigo un riesgo y que, por ende, es necesario trabajar para reducirlo lo más que sea posible.

Entonces, aunque se tenga una inmediata necesidad de realizar el cambio, la paciencia será el arma más poderosa que ayudará a forjar un camino lo más seguro que sea posible.

Mentores como guías para el cambio de profesión

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Aunque muchos quisiéramos realizar todo el proceso por sí mismo para evitar gastos extras, la realidad es que los pasos se darán con mayor firmeza en la medida en que contemos con un buen asesoramiento.

Por eso, si tienes 40 o más y quieres cambiar de profesión: busca un mentor.

Estos están capacitados para ofrecerte la mejor vía para asegurar un éxito más o menos seguro en lo que quieres implementar, basándose en estudios que demuestren si tu plan es en realidad viable o no.

Además, son capaces de dar una guía certera sobre cuáles son los mejores canales para conseguir resultados, ya sea a través de las vías presenciales o digitales, según sea el caso.

Una de las mejores estrategias que se plantean en torno a esta materia es el apoyo que se le da a habilidades que se adquieren con la experiencia y que son capaces de servir a casi todos los ámbitos como: la organización, puntualidad, habilidades comunicacionales, entre otros.

Entonces, vale la pena tener a alguien que guíe, sobre todo cuando el cambio de profesión es muy drástico.

De lo que has logrado a lo que esperas obtener

Realizar una retrospectiva de lo que ha sido la vida laboral desde que empezó hasta ahora es una de las mejores formas de iniciar este recorrido.

La razón es que a través de este conocimiento establecemos pautas sobre lo que queremos y lo que no queremos hacer con mucha más claridad que la que podría tener cualquier joven al ingresar a la universidad.

Igualmente vale la pena conocer qué es lo que esta vida profesional actual nos ha permitido alcanzar y qué no, porque esta se convertirá en la vía más segura para plantearnos objetivos posibles de cumplir.

Después de valorar todo el pasado, viene el momento del futuro.

Y en esta proyección de futuro es que estableceremos qué es lo que buscamos lograr, a través de qué medios y con qué herramientas contamos para eso.

Por supuesto, también será necesario advertir los elementos negativos que podrían causar problemas para conseguir estos objetivos.

Gracias a esta lista de pasado, presente y futuro seremos capaces de diseñar un cuadro personal de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas.

Porque de todo lo que conoces hasta ahora debes ser capaz de rescatar uno o varios elementos que te ayuden para el nuevo camino.

Seguirás siendo tú, pero desempeñando nuevas funciones.

Entonces, tus fortalezas no variarán. Si usas muy bien el internet porque antes eras periodista, ahora será de provecho para aprender a crear sitios web desde cero.

Por otro lado, vale la pena saber que estamos ante un mundo lleno de oportunidades donde ya los limitantes geográficos no surten tanto efecto como antes.

Si alguien quiere dar clases de piano por internet, pues podría tener alumnos de su propia ciudad, la ciudad de al lado y hasta de otro continente, sin problemas.

Condiciones particulares que pueden llevar a una reinvención profesional obligatoria

El último punto al que queremos hacer referencia en toda esta temática es a cómo las condiciones particulares pueden ser verdaderas oportunidades para lograr este objetivo.

La primera, y que sucede muchas veces más de las que cualquiera quisiera, es el paro obligatorio.

El paro es una situación que sale de las manos y que antes de ver con ojos de tragedia, podría aprovecharse para iniciar una nueva forma de vida.

Si tomamos en cuenta que el paro puede llevarse varios meses, tendrás tiempo más que suficiente para idear algo y ponerte manos a la obra.

Otro asunto que suele verse en primera instancia como terrible, pero que puede convertirse en una oportunidad, es cuando existen problemas de salud.

Si el oficio que se desempeña ya no es posible de ejecutar por las condiciones de salud propias o de algún familiar, siempre se podrá buscar una nueva forma de generar ingresos, siendo posible incluso desde casa.

Con el teletrabajo o la modalidad freelance son muchos los que hoy han encontrado una nueva vía para desarrollarse profesionalmente y no solo en la juventud, sino también mayores de 40 y hasta mayores de 50 años.

Entonces, ¿Qué es lo que te está impidiendo a ti dar el salto a una nueva forma de vida? Analízalo y empieza a trabajar en ello.

Por favor, no lo hagas mañana ni pasado, empieza ahora mismo. Toma un papel y un lápiz y anota desde ya todo lo que pienses que sería valioso para tu nueva idea de trabajo: habilidades, fortalezas, debilidades, miedos, entre otros.

Plantea una idea, fija un camino y esfuérzate porque antes de lo que piensas podrías estar firmando esa anhelada carta de renuncia.

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